Cuando Hilda Chiche Duhalde, mujer relacionada con la política en el pasado reciente como candidata, diputada y senadora, plantea la duda sobre “si las mujeres están listas para hacer política” me pregunto, cuánto camino nos falta por recorrer como sociedad en temáticas de género, y qué difícil es corrernos de este tipo de pensamientos prejuiciosos, estereotipados y misóginos. Manifestar públicamente que “tiene que entrar en el debate nacional si la mujer está preparada para ejercer la política per se, con sus características, con sus condiciones y convicciones (…) la política es más cosa hombres”, solo reafirma discursos machistas, la falta de perspectivas de género y escasés de visión histórica de la situación de las mujeres en materia de derechos y oportunidades, tanto por parte Hilda Duhalde, como por una buena parte de la sociedad.
Relegada, postergada e imposibilitada de tomar decisiones, poseer cargos y gestionar en los ámbitos públicos, la mujer, a lo largo de la historia ha tenido que luchar incansablemente y contra todo prejuicio social al respecto.
Hoy como sociedad gozamos de logros – en muchos casos naturalizados- como el voto femenino, la ley de cupo, los niveles en aumento de mujeres que participan de la política – militando o en cargos públicos-, gestión de políticas públicas con mirada de género, leyes específicas destinadas a la mujer en los diferentes ámbitos de acción, etc. Hay muchos ejes sobre los cuales retrabajar y seguir mejorando, sin dudas. Pero el crecimiento y recorrido de las mujeres en los ámbitos públicos y de gestión no puede, a esta altura, ponerse en dudas, obstaculizarse o minimizarse.
Intendenta, con a.
En la ciudad de Rosario, el martes 6 de agosto explotó un edificio de nueve pisos por una fuga de gas. Fue noticia nacional y la peor tragedia en la historia de la ciudad, murieron 21 personas y más de 200 perdieron su hogar y sus pertenencias. La onda expansiva de la tristeza y preocupación nos llegó a todxs- de forma directa o indirecta -, el ánimo de lxs rosarinxs y la propia ciudad, cambió. Provocó una herida profunda e imborrable en muchos sentidos.
Aunque a los medios porteños les costara trabajo decirlo, en Rosario hay una Intendenta, que hasta el área de protocolo municipal la nombra con “a” y no con “e”. El trabajo del Estado local, en todos sus niveles fue eficiente y controlado. Cuerpos de bomberos y bomberas, trabajadorxs sociales, psicólogxs, medicxs, enfermerxs, vecinxs solidarixs, salieron a dar todo cuanto pudieron. Se están otorgando subsidios de 20 mil pesos a los damnificados, prestamos, lugares dónde restablecerse provisoriamente, reposición de documentación personal de forma gratuita y asistencia en todo lo necesario. La Intendenta de la ciudad, Mónica Fein, realizó un trabajo de coordinación entre todas las áreas municipales para prestar colaboración y estuvo presente muchas horas en el lugar de la tragedia. En su rostro se podía ver la desazón y la tristeza que todxs teníamos por igual, pero esto no imposibilitó en ninguna medida decidir, ocuparse y gestionar con responsabilidad su tarea como jefa municipal.
La Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, – quien según Chiche “se maneja más por su lóbulo emocional que el racional”- también estuvo presente. Llegó casi sin aviso y pocos medios sabían de su llegada. La Nación envió recursos materiales y humanos y, como primera mandataria, Cristina también manifestó su sensibilidad y preocupación por los hechos.
Dos mujeres, políticas, jefas, de espacios ideológicos distintos, seguramente- y como muchas otras mujeres- no ingresan en el estereotipo de funcionaria que maneja Chiche Duhalde y no necesitan de códigos masculinos para ejecutar acciones. Ellas sí están preparadas para hacer política y conducir desde su género, que representa una nueva forma de ejercer el poder, también en la tragedia.
Reforzar la perspectiva de género en las políticas públicas y en los proyectos parlamentarios es quizás el desafío por delante tanto de éstas como de las próximas mujeres y hombres que estén en lugares de decisión.
Ser mujer no implica tener perspectiva de género y Chiche evidentemente es un ejemplo de eso.