… y nos siguen matando.

La violencia de género que se ejerce contra la mujer por el solo hecho de serlo es una clara expresión de la desigualdad histórica en el vínculo entre hombres y mujeres, basada en relaciones de poder patriarcal instaladas social y culturalmente. Los femicidios como la acción más violenta ejercida, es la mayor violación a los derechos humanos de las mujeres.violencia de genero

Hoy conocimos una muerte más por esta causa. Un caso que se mediatizó como pocos –ya que no todos los casos tienen alcance y, sobre todo,  seguimiento mediático – y que será parte de las terribles cifras ya existentes: en el año 2012 según la ONG La Casa del Encuentro fueron 255 los femicidios en el país y se estiman que cada 35 horas una mujer es asesinada por violencia sexista en los últimos 5 años.

Araceli Ramos de 19 años de edad, desapareció un 30 de Septiembre luego de ir a una supuesta entrevista laboral de la que nunca regresó. Encontraron su cuerpo en un descampado en General Paz y Crovara (pcia. de Bs. As.). Está acusado de este hecho un ex suboficial de la Prefectura que ya posee causas por extorción y se encuentra detenido. La trágica historia de Araceli es una más que se suma a otras de repercusión mediática de estos últimos meses como la de Ángeles Rawson y Celina Bergantiños.

Estas muertes no pueden explicarse individualmente, no son casos aislados sino más bien la expresión del control y poder dentro de la sociedad patriarcal que tenemos y el resultado de otros tipos de violencia naturalizados que sufrimos diariamente las mujeres y que están totalmente invisibilizados para muchxs.

Las mujeres necesitamos estar seguras en todos nuestros ámbitos de acción: en nuestro hogar, en la calle, en los trabajos, en las casas de estudio y NO LO ESTAMOS. Esto es responsabilidad de un Estado que precisa de urgentes políticas públicas con enfoque de género que nos aseguren estar a salvo de las violencias machistas de todo tipo, que nos aseguren espacios de denuncia efectivas, que nos posibiliten asistencia real y profesional, que se deje de poner la mirada acusadora sobre las víctimas (y el “por algo será”) y que se haga todo lo posible para que dejen de matarnos brutalmente y por el solo hecho de ser mujeres.

Deja un comentario